jueves, 31 de octubre de 2013

Esto debió ser Navidad anticipada

Cuanto más pienso un nombre para esta entrada (¡después de casi un año!), menos títulos se me ocurren. Siempre me pasa lo mismo: los títulos son lo peor. ¿Cómo resumir lo que querés decir en pocas palabras? ¿Cómo atraes atención con una, en lo posible breve, oración?
No lo sé. Y ahora mismo me podría importar menos.
Las dudas normalmente me llegan desde la ansiedad, pero hoy, hoy es de la emoción. Y tuve tanta que no sé cómo explicarme. Aún la tengo y sé que la tendré por un buen tiempo.
Hoy tuve uno de esos días en el trabajo. "Uno de esos" porque no encuentro una palabra para describirlo. No fue ni mal ni bien, casi regular, pero derrapando lentamente. Porque para no escapar del cliché, tuve ganas de explotar y decirle a mi jefa que no me moleste más y añoré el día que pueda decir: 'me voy, fue un placer~'. (No lo veo cercano, sin embargo.) Así que para cuando acabó la jornada, me apresuré en regresar a casa. 'A estudiar', me dije. Vale decir que no estudié nada aún; porque cuando llegué a mi casa --cantando a los gritos la canción más deprimente que mi reproductor seleccionó-- mi papá me recibe con una sonrisa ansiosa y un paquete en las manos.
«Llegó hoy el correo. Abrilo que  queremos saber qué es» me apresuró. Y yo, repentinamente emocionada pero con aún una cuota de amargura encima, corrí a abrirlo.
(Por favor, hagan caso omiso a la 'conversación' entre mi padre y yo, y a mí garrafal error con Zimmer 483, que de la emoción y el cansancio dije cualquier cosa.)
Para quien no lo sepa, la encantadora editora de TH Magazine organizó un concurso para conmemorar al mes de septiembre, mes no poco importante para el fandom de Tokio Hotel ya que se celebra los cumpleaños de tres de sus cuatro integrantes. Para no perder costumbre, participé con un microrrelato, de esos que escribes de un tirón cuando la clase es aburrida. ¡Y me seleccionaron una de las ganadoras!
No pude creerlo hasta que sí, efectivamente, me publicaron en la edición de Agosto (donde, quien quiera leer el microrrelato, deberá ir, porque no encuentro el archivo en mi computadora). Y si eso no fuera mucho, me dijeron que me enviarían un premio. «Pero no es necesario», dije. Aún así, pasé mis datos. Por dentro quería saber qué podría ser.
Y allí lo tienen.  Yo con una carta me contentaba, pero esto... ¡¡tamaña sorpresa!!
Mis ojos brillan cada vez que los veo y mis oídos están más que deleitados. Así que mi querida Anyara, mi querido TH Magazine, ¡¡GRACIAS!! No puedo decirles más que eso, no se me ocurren muchas palabras....

(Mi voz se agudizó de la alegría y perdí la capacidad de la verborragia, si alguna vez la tuve, como verán.)
Digo no sólo gracias por el asombroso regalo sino también por la emoción, por el regreso a mis quince años cuando descubría la banda y me topaba con lo que considero una buena etapa de la vida. De la de ellos y de la mía.
Inmediatamente me puse a ver el DVD. Y fangirleé como cuando era chiquita. Todos con la carita dulce y audaz de la pubertad; Bill con esa apariencia que tanto adoré, me deleité con las facciones de los gemelos, en especial con las de Tom durante Rette mich (sereno, bronceado, labios rosados con ese piercing, rastas pomposas atrás; pero con una camisa de un verde detestable); Georg... ni hablar, ese chico siempre será un hombre para mí. Y no menos Gustav, se veía poderoso detrás de la batería. Han pasado los años y sigo sosteniendo que él tiene un talento casi incomparable.
Disfruté el concierto a rabiar y desde la comodidad de mi sillón. Nuevamente lamenté saber tan poco alemán. Aun cuando entendía solo tres palabras de cada treinta, saltaba de alegría y cantaba en gibberish, y sentía la energía del concierto. Siendo Gegen millen weillen mi favorita del álbum Schrei, la disfruté mucho, mas Bill me enamoró con Wenn nichts mehr geht otra vez. Oberhausen fue testigo de varios conciertos de Tokio Hotel, por lo que sé, y éste que pude verlo entero (¡imagínense presenciarlo!) fue genial. Las highlights fueron muchas y me excedería demasiado si me pusiera a comentar cada sentimiento y sensación que me produjo Schrei live.

Por otro lado, me regalaron esta hermosura:

Chillé de emoción, lo juro. Es mi álbum favorito, el que jamás pensé tener en mis manos. Lo escucho en replay y lo agarro con cuidado, porque es mío y jamás, jamás, lo imaginé. Incluso en momentos tengo la sensación "biblioteca" (no se me ocurre un mejor nombre ahora). Normalmente, cuando saco un libro de la biblioteca y es grandioso, no quiero devolverlo. Este CD es genial, me cuesta creer que es mío pero no, señores, esto sí que no lo devuelvo ni loca.
Tanto el DVD como el CD son difíciles de conseguir en Argentina, especialmente donde vivo. Pero acá los tengo, gracias a TH Magazine. ♥

Ahora sí, mostraré lo último, pero nunca menos:







¿Mini-posters? ¿Postales? Bien, no sé ahora mismo cómo se denominan, pero son una hermosura. Me mandaron siete y cada una vale diez minutos de atenta observación. Aún no me decido de si pegarlas contra la pared o plastificarlas en mi carpeta, porque quiero que se vean. Vean, mundo, los pequeños que se veían cuando se volvieron conquistadores. (Y también besar cuanto quiera a Georg sin que se arruine mucho, el pobre.)

Así que TH Magazine, mi Anyara, sólo me queda repetir infinitamente

Y llenarlos de corazones~



Volveré pronto, espero. Antes del año, seguro. Lo juro.






No hay comentarios:

Publicar un comentario